Extreman los controles sobre 186 presos por riesgo yihadista

Extreman los controles sobre 186 presos por riesgo yihadista
La amenaza yihadista no entiende de fronteras. Tampoco de barreras arquitectónicas. Las redes sociales, como ha quedado demostrado en varias ocasiones, son la primera fuente de captación de futuros terroristas islamistas. Y la segunda son las prisiones.
POR: Fernando Lázaro
Esta circunstancia ha llevado a España a poner en marcha un protocolo de vigilancia, un programa especial de seguimiento para presos islamistas que aglutina a un total de 186 reos, bien como potenciales captadores, bien como susceptibles de ser captados. Es el número sobre el que se concentra esta especie de Gran Hermano impulsado por los responsables de Prisiones.
Las autoridades españolas han puesto el foco en la lucha contra el Estado Islámico (IS). Aunque no dejan de prestar atención a otros grupos yihadistas, el gran potencial económico del IS es extremadamente preocupante, según advierten los expertos en la lucha antiterrorista.
Para poder llevar a cabo este programa el papel de los funcionarios es esencial, porque son ellos la fuente directa que puede percatarse de todos los movimientos de este grupo de presos con potencial peligro. Por sus ojos pasan la vida de los reclusos y, por tanto, son los primeros en darse cuenta de cualquier comportamiento sospechoso.
Los objetivos principales a conseguir son evitar procesos de captación, reclutamiento y radicalización de internos musulmanes en cárceles. Se trata también de preservar la seguridad interna. Otro de los objetivos es evitar la comisión de actos terroristas o de apoyo al terrorismo una vez que los «seguidos» en este programa alcancen la libertad. También se pretende mejorar el conocimiento de la personalidad de los terroristas yihadistas. Por último, se pretende fomentar e incentivar la voluntad de los terroristas encarcelados para respetar la ley penal y los valores del país donde están acogidos.
Según explicaron fuentes penitenciarias, estos internos de especial seguimiento se aglutinan en tres grupos. En el primero, el Grupo A, están los internos procesados o condenados por su vinculación con el terrorismo islamista. Esto es, son aquellos que ya habrían caído en las redes terroristas y que, por tanto, podrían ejercer de potenciales captadores de otros reos.
El Grupo B está integrado por presos implicados en otros delitos en los que se aprecian conductas o actitudes que tienen claras similitudes con el integrismo radical. Se trataría, por ejemplo, de líderes radicales que actúan de captadores.
El último grupo, el C, está integrado por internos fundamentalmente musulmanes (aunque no exclusivamente) que por su personalidad pueden ser objeto de captación o radicalización.
Así, según los datos oficiales, en el Grupo A están incluidos actualmente 74 internos; en el B, 104 y en el C, 8. En total, 186 presos en todas las cárceles bajo la supervisión especial de Prisiones.
Asimismo, también es esencial la experiencia que durante décadas han acumulado los funcionarios sobre el comportamiento de otros internos de diferentes organizaciones terroristas. Este bagaje no tiene comparación con el resto de regímenes penitenciarios de Europa.
Internos de ‘alta sensibilidad’
Según explicaron estas mismas fuentes, semanalmente un grupo de especialistas penitenciarios, acostumbrados al seguimiento de internos de alta «sensibilidad», recopila y analiza toda la información acumulada sobre el seguimiento a estos presos. Y, además, comparan la información con los últimos datos y análisis de los especialistas en la misma materia de las Fuerzas de Seguridad del Estado: Policía, Guardia Civil y CNI.
Una vez analizada, y tras llegar a conclusiones, se procede a actualizar el programa sobre los internos a los que se sigue: se incorporan nuevos, se sacan del listado a algunos que se cree que ya no están en peligro de radicalizarse… También se estudian los casos de los nuevos internos y los centros penitenciarios más adecuados para sus ingresos.
Los especialistas tienen muy en cuenta la procedencia de los radicales. Esto es, si éstos pertenecen a Al Qaeda o al autodenominado Estado Islámico (IS). No todos los terroristas yihadistas son iguales y menos en lo que se refiere a la estancia en un centro penitenciario.
Los importantes resultados que se están obteniendo con la aplicación de este proyecto han llevado a Francia, país donde la irrupción del terrorismo islamista está copando el protagonismo europeo, a interesarse en conocer cómo se está llevando a cabo este programa español.
Un ‘entorno propicio’
Según entienden los especialistas de Interior, las cárceles constituyen un «entorno propicio» para procesos de captación por parte de los internos radicales ya que se encuentran con personas proclives a la utilización de la violencia. Además, de reclusos que justifican su enemistad con las estructuras democráticas de los Estados.
Según se ha constatado en los últimos meses, el conflicto de Siria ha introducido nuevas variables en las formas de reclutamiento, los mecanismos de captación y el papel de la mujer en este tipo de actividades. Los expertos alertan de nuevo sobre la figura de los «lobos solitarios». Consideran que el germen de esos terroristas es más camuflable en las prisiones.
Las fuentes principales de captación de estos futuros lobos solitarios se encuentran en internet, en los discursos de imames radicales y en el interior de las cárceles. Los expertos consultados recuerdan que algunos de los terroristas autores de los atentados más sangrientos habían establecido sus conexiones terroristas en las cárceles.
Como alerta uno de estos especialistas, hay que tener en cuenta que los centros penitenciarios pueden propiciar que redes y células terroristas se interrelacionen y contacten con otras organizaciones de delincuentes comunes, lo que les permitiría prestarse ayuda mutua y perfeccionar su rendimiento criminal.
Fuente el mundo