miércoles, 9 de marzo de 2016

Continuan los ataques a judios y cristianos en la sangrienta puerta de Damasco

Continuan los ataques a judios y cristianos en la sangrienta puerta de Damasco
La que es una de las ocho entradas a la ciudad vieja de Jerusalén es el principal escenario de los ataques de palestinos a israelíes.
Bab Al Amud (en árabe) o Shaar Shjem (en hebreo) se ha convertido en privilegiada platea en la última y sangrienta obra del interminable serial israelopalestino. Es la
Puerta de Damasco . El principal escenario en Jerusalén de la “Intifada de los Cuchillos” clavada en estas tierras desde octubre.
“Sé buen chico ¡eh!”, le dice el joven miembro de la Policía Fronteriza israelí a un adolescente palestino tras cachearle en un encuentro que podía haber acabado, como otros, con apuñalamientos y tiros. Tras recoger su bolsa, el chaval mira enfadado al policía, cruza el umbral de la bella entrada amurallada y desaparece en el zoco árabe. Pese a que es el lugar con más agentes por metro cuadrado de Jerusalén , tarde o temprano el cuchillo y la posterior bala harán acto de presencia.
“Ahora mismo hay calma pero en un segundo todo puede cambiar y de repente aquí tenemos disparos”, avisa Wiel. Sentado en su tienda, este palestino de 37 años tiene una posición privilegiada para cazar la atención del turista. Pero no son días de turismo por lo que su asiento ofrece un gran ángulo de registros policiales, apuñalamientos y detención o muerte de atacantes.
Wiel presenció el ataque hace unos días cuando tres palestinos con cuchillos y rifles asesinaron a una joven policía israelí. “No recuerdo una época tan mala para la tienda. Mi padre siempre me decía que todo irá bien pero sé que no será así. Mientras sigamos bajo la ocupación, esto no acabará”, afirma a el diario El Mundo de España, impregnado del pesimismo del lugar y la época. Y denuncia: “En muchos casos, ves en Facebook cómo ponen cuchillos en las manos del chaval para justificar su asesinato”.
Mientras conversamos, dos policías retienen a un robusto palestino con capuchón. De repente, todos se paran a su alrededor. Algunos se alejan. Otros sacan sus móviles y filman. Al cabo de tres tensos minutos, el registro acaba. Sin cuchillos, tiros o muertos, no habrá vídeo viral que vuele alimentando más odio y desconfianza. El palestino nos explica su enfado: “Estoy harto de que me paren para pedir la documentación y ver si llevo cuchillo o pistola. Los policías nos tratan sin respeto”.
Escalada
Los tres ataques palestinos ayer en Jerusalén, Petaj Tikva y Tel Aviv se enmarcan en una escalada con alrededor de 170 palestinos -más de dos tercios eran atacantes- y 34 israelíes muertos.
Desde que el 3 de octubre Mohannad Halabi asesinara a dos israelíes, la Puerta de Damasco es un fortín. En lo alto de la muralla, asoma un policía que vigila movimientos sospechosos. Sobre todo de jóvenes ya que el 90% de los “lobos solitarios” tienen menos de 30 años. Once palestinos han muerto aquí tras atacar o intentarlo. Como la mujer abatida ayer al intentar apuñalar a un policía. Del lado israelí, cinco muertos.
Nada que evite la séptima visita del holandés Bart Amsing. Antes de “escaparse” a Eilat, señala: “Veo menos turistas pero no tengo miedo porque los apuñalamientos se dirigen a israelíes. Es una pena porquemuchos palestinos e israelíes solo quieren vivir en calma “. A su lado, Paulina lamenta que “daña a los comerciantes”.
Les dejamos saboreando té en un desértico establecimiento árabe para dialogar con un judío religioso. “Sólo tengo miedo de Dios. Él decide lo que pasará”, señala moviendo los hombros de resignación antes de dirigirse al Muro de las Lamentaciones con una rapidez equiparable a su ritmo de rezo.
La Puerta de Damasco es la más bella de las ocho entradas del enclave santo para cristianos, judíos y musulmanes. Para muchos cisjordanos, la primera estación de Al Quds.
En esta especie de plató del “Gran Hermano”, las armas se mezclan con las cámaras. Como la que captó los disparos contra un palestino que yacía en el suelo tras apuñalar a otro policía. “¡Fue un asesinato a sangre fría!”, denuncia un palestino. “Ponte en la situación de adrenalina cuando un terrorista te ataca y debes decidir en fracciones de segundos. La consigna es disparar sólo si hay
amenaza a tu vida o la de otros”, replica un agente mientras su compañero lamenta: “El guarda machacado con hacha no iba armado”.
En Bab Al Amud y Shaar Shjem, anochece bajo una tensa espera . Disparos. Carreras. En una calle cercana, un palestino dispara, hiere de gravedad a dos policías y es abatido. En unos minutos, todo volverá a la engañosa calma.

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